En las décadas de 1880-1890, la clase burguesa Española, comenzó a celebrar la nochevieja con vino espumante junto a uvas para mejor acompañamiento del vino, imitando así a la clase alta Francesa, al mismo tiempo, el Ayuntamiento de Madrid, prohibía los Festejos Callejeros, por lo que la Población, a los que se les había arrebatado la diversión, comenzó a reunirse en la Plaza del Sol, en la cual sí estaba permitido reunirse para escuchar las campanadas de fin de año, comenzando así a tomar las uvas, a modo de protesta satírica y burla hacia la clase aristócrata.
Tradicionalmente, la uva és un fruto que se asocia a símbolos positivos, como la hermandad, la unión, la alegría y el Placer.
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